“Sobrasada: de la matança a la mesa”

La sobrasada es mucho más que un simple embutido en Mallorca; es un símbolo de tradición, familia y tiempo. Su historia comienza en la época de la matança, una de las tradiciones rurales más importantes de la isla. Durante el otoño e invierno, cuando el frío llega, las familias se reúnen para sacrificar el cerdo y preparar toda una serie de productos que asegurarán la comida durante meses.

La elaboración de la sobrasada es un proceso artesanal que se ha transmitido de generación en generación. La mezcla principal es carne de cerdo picada, sal y pimentón dulce o picante, que le da ese color rojo tan característico. Luego, la pasta se embute en tripas naturales y se deja curar en lugares frescos y ventilados, donde va ganando ese sabor tan intenso y textura untuosa.

En cada casa mallorquina hay su propia receta, y cada sobrasada tiene su carácter: más o menos picante, más seca o más blanda, con un toque secreto de especias que la hacen única. Tradicionalmente, la sobrasada se disfruta untada en pan, acompañada de queso o miel, pero también se utiliza en platos más elaborados, desde cocas y arroces hasta guisos.

Además de ser un manjar, la sobrasada es también un vínculo social, porque la matança es un evento familiar que une generaciones. Las historias y consejos que se transmiten en estas ocasiones son parte del alma de Mallorca.

Así, la sobrasada nos recuerda que la gastronomía es cultura viva, y que detrás de cada bocado hay una tradición que merece ser saboreada con calma y respeto.

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